México: más de 11 mil casos de cáncer de piel al año
Por: Dr. Jorge Revilla Beltri, Cédula Profesional 661215 UNAM, Director Médico PROBIOMED. Junio 2020.
*Los médicos son los únicos capacitados para diagnosticar padecimientos e indicar terapias y tratamientos. Este texto no sustituye las recomendaciones de tu médico.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y su función principal es proteger al resto de nuestros órganos y tejidos. Está formada por varias capas celulares con funciones distintas entre sí, que van desde ayudar a controlar nuestra temperatura, hasta almacenar agua y grasas o procesar algunas vitaminas esenciales.[1,2]
Al ser un órgano tan extenso y comúnmente expuesto a los factores ambientales, es altamente propenso a sufrir lesiones y cierto tipo de padecimientos, como el cáncer que se presenta cuando un grupo de células comienzan a crecer anómala y descontroladamente, dando lugar a tumores sólidos o lunares malignos.[1,2]
Los carcinomas y melanomas son los dos principales tipos de cáncer de piel. Los primeros afectan las células más superficiales y suelen no generar metástasis (tumores en otros sitios alejados), mientras que los segundos, atacan las células más profundas y tienen un grado de malignidad mayor además de que frecuentemente invaden tejidos cercanos.[1,2]
Según datos del Observatorio Global del Cáncer (GLOBOCAN), en México se presentan más de 11 mil nuevos casos de cáncer de piel cada año [4] y, aunque las personas mayores de 50 años son las más proclives a padecerlo, la exposición frecuente y prolongada a la luz solar natural o artificial (cámaras de bronceado), tener ojos, cabello y piel clara y contar con antecedentes de la enfermedad en la familia, son los principales factores de riesgo para desarrollarlo, independientemente de la edad.[3]
Los expertos indican que protegerse de los rayos ultravioleta naturales o artificiales -utilizando ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, usando gorra o sombrero y gafas de sol e incorporando protector solar a la rutina diaria de cuidado de la piel- es fundamental para reducir la probabilidad de padecer este tipo de cáncer. Cualquier cambio de coloración o textura en la piel debe ser examinada por un dermatólogo[1,4] para detectarlo a tiempo y recibir el tratamiento más adecuado, que puede consistir en cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia fotodinámica o terapia biológica.[4]
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